“LA PARÁBOLA DE LA VIÑA”
Mas que una Oportunidad para el gentil
Una parábola
más de las que brotaron de los labios del Divino Maestro, la
encontramos registrada en Mateo 21:33-41 que a la letra dice así:
“Oíd otra parábola: fue un hombre, padre de familia, el cual plantó
una viña; y la cercó de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una
torre, y la dio a renta a labradores, y se partió lejos.
Y cuando se acercó el tiempo de los
frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus
frutos. Mas los labradores, tomando a los siervos, al uno hirieron, y
al otro mataron, y al otro apedrearon.
Envió de nuevo a otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera.
Y a la postre les envió a su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mí hijo. Mas los labradores, viendo a hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y tomemos su heredad.
Y tomando, le echaron fuera de la viña y le mataron. Pues cuando viniere el Señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Dícenle: A los malos destruirá miserablemente, y si viña dará a renta a otros labradores que le paguen el fruto a sus tiempos”
Esta es la lectura de la parábola, necesitamos ahora analizar parte por parte y extraer así el espíritu de la letra. Sugerimos a nuestros lectores consulten con sus Biblias las citas que daremos, para que puedan comprobar si estas cosas son así.
El hacer esto implica nobleza, como
nos lo dice Hechos 17:11 “...Y fueron estos más nobles que los que están
en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud,
escudriñando cada día las Escrituras, si estas cosas eran así”. Los de
Berea no se conformaban simplemente con un mensaje teórico o con un
orador magnífico, mucho menos con anécdotas o cuentecillos mediocres de
los que hoy se usan, aquellos deseaban oír Palabra de Jehová y más que
eso deseaban comprobarla para estar verdaderamente convertidos por
convicción y no simplemente por una emoción pasajera, deseaban levantar
un corazón convencido, contrito y humillado y no simplemente levantar la
mano en un acto emocional. Así debería ser hoy, que las personas que
escuchan las predicaciones debieran interesarse ampliamente y
comprobarlo con sus propias Escrituras, poder sentir la voz de Dios, que
brota de ese volumen sagrado, que le habla a su conciencia y que le
indica el camino a seguir.
Con un espíritu de humillación y con un deseo ferviente, sondeemos el mar infinito de la sabiduría de nuestro Dios. Decía el versículo 33 de la parábola, que un padre de familia plantó una viña, este padre de familia está representado como en otras parábolas a Jehová nuestro Padre, como podemos comprobarlo en Malaquías 2:10, en donde dice: ¿No tenemos todos un mismo Padre?, ¿No nos ha criado un mismo Dios?, y el capítulo 1 versículo 6 de aquí mismo dice: Y si yo soy Padre, ¿qué es de mi honra?. Luego entonces Jehová es el Padre de toda la parentela física y metafísica es decir terrestre y celestial; nuestro Padre plantó una viña, según la parábola, ¿pero cuál sería esa viña?, ¿Sería acaso un viñedo como los que abundan por aquellas regiones mediterráneas? ¡NO!, en ninguna manera, esas palabras encierran una enseñanza espiritual; dejemos que el profeta Isaías nos declare en su libro quién es esta viña; leamos en Isaías 5:1 en donde deja escuchar su voz nuestro Dios: “...Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en un lugar recuesto, lugar fértil...”, versículo 7 “...Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta suya deleitosa. Esperaba juicio y he aquí vileza; justicia y he aquí clamor”. Estos versículos nítidamente nos han declarado que la viña de la cual habla la parábola es exactamente el pueblo de Israel, quien fue plantado como una viña por la mano de Jehová en la tierra de Palestina, pues de igual manera nos lo declara el salmista Asaph en el Salmo 80:11, en donde dice:
“...Hiciste venir una vid de Egipto: Echaste las gentes, y plantástela. Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra...”. El pueblo de Israel efectivamente vino de Egipto, el libro de Exodo nos detalla con toda claridad la salida de este pueblo, cómo Jehová los guió por el desierto y después de 40 años les dio posesión en Palestina y allí esperaba que los frutos de este pueblo fueran para su gloria y honra, tanto que dice la parábola en el versículo 33 que le cercó de vallado, ese vallado es el símbolo de su misericordia como lo podemos comprobar en Esdras 9:9 que dice: “...Porque siervos éramos: mas en nuestra servidumbre no nos desamparó nuestro Dios, antes inclinó sobre nosotros misericordia para darnos vallado en Judá y en Jerusalem...”.
Sigue diciendo la parábola, “que cavó en ella un lagar”. El lagar como es sabido de nosotros, era un lugar donde antiguamente se preparaba el vino y allí en Israel Dios colocó el lagar simbólico, pero cabe preguntar ¿qué simboliza ese lagar?, como el lagar tiene relación con el vino, necesitamos entender ¿qué significa el vino?.
Leyendo Mateo 26:28-29 entendemos que el vino es símbolo de sangre, y como Jesús derramó su sangre en el Gólgota, ese monte se convirtió en un lagar simbólico, pero antes de este, Dios había establecido otro lagar, es decir otros sacrificios en la dispensación levítica, en donde se derramaba abundante sangre de los machos cabríos para remisión de los pecados de aquel entonces, como dice Hebreos 9:18-22. Ningún otro pueblo tenía el privilegio de tener el culto ritual mediante el cual el hombre podía justificarse de sus yerros, esto es exactamente lo que simboliza el lagar que Dios colocó en aquella ciudad (o sea en la viña). Y continúa la parábola diciendo:
“...Y edificó una torre”, en aquel tiempo por razones varias se edificaban torres, pero en este caso las torres que se levantaban en las viñas, eran para albergar allí a los labradores en el tiempo de la vendimia.
Entendiendo el objeto de aquellas torres literales, entendemos con mayor facilidad el símbolo espiritual que pueda tener, pues leyendo Proverbios 18:10 que dice: “Torre fuerte es el nombre de Jehová: a él correrá el justo, y será levantado”. Entendemos con esto que esa torre era el símbolo de la protección y del albergue que Dios ofrecería a su pueblo.
Y al final del versículo 33 dice: “que dio a renta a labradores”. Esta viña osea el pueblo de Dios fue entregado en mano de los labradores, es decir, de los dirigentes religiosos para que labraban los corazones, los sentimientos, las costumbres, la virtud, etc..., para que más tarde Dios recogiera el fruto que daría ese pueblo en alabanza y en una vida de justicia, pero esos labradores o dirigentes religiosos, llamados pastores en Jesucristo, en Jeremías 12:10, o sumos sacerdotes según Mateo 21:45 no supieron aprender ni apreciar esa viña de Dios, no lograron presentar absolutamente nada, mucho menos frutos delante de Dios, no supieron educar al pueblo, jamás enseñaron el temor a Jehová, algo así como en nuestros días lo contemplamos, se les olvidó que ese pueblo no era propiedad de ellos y se enseñorearon de él, de tal manera que ya no servían con temor delante de Dios a favor de aquel pueblo, sino que por una ambición y un dominio de gobernar, deseaban ocupar los primeros puestos en el orden religioso; tenemos un caso muy especial del sacerdote “Jason”, quien pidió a Antioco Epifanes conquistador en aquel tiempo de la Palestina, allá por el año 173 antes de nuestra era que se le reconociera como Sumo Sacerdote en lugar de su hermano Onías III y que a cambio del puesto que le concediera, le pasaría grandes sumas de dinero para que su majestad, aquel rey Epífanes (o el loco), llenara los cofres reales.
¿Qué quería decir todo esto?, que aquellos labradores ya no miraban en el pueblo la viña de Dios, miraban una fuente interminable de entradas y por cierto muy buenas, ahora se sentían dueños y señores, y no importándoles las cosas de Dios, se hacían de la amistad de los paganos aceptando todo juego y todo deporte inmoral y depravado a cambio del aburrido y tedioso culto al Dios de los ejércitos.
Pero el dueño de la viña estaba considerando desde lo alto, pues dice Eclesiastés 5:8 “...Porque alto está mirando sobre alto, y uno más alto está sobre ellos”. Dios no podía dejar pasar inadvertida semejante prevaricación, por lo que les dice en Malaquías 2:1-3: “Ahora pues, oh sacerdotes, a vosotros es este mandamiento. Si no oyereis, y si no acordareis dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no lo ponéis en vuestro corazón.
He aquí, yo os daño la sementera, y esparciré el estiércol sobre vuestros rostros, el estiércol de vuestras solemnidades, y con él seréis removidos...”.
También los escribas y los fariseos quienes eran los dirigentes religiosos en el tiempo de Jesús, de igual manera ellos como sus padres habían tenido en poco la obra o viña de Dios, habiendo llegado al colmo como dicen los versículos 34 al 36 de matar a los siervos que el Supremo enviaba, esos siervos que el Señor enviaba eran los verdaderos profetas que llevaban la Palabra de Jehová, para reprender al pueblo y para reprenderlos a ellos mismos, pero no tardaban mucho tiempo estos sin que cayeran alcanzados por el dardo de muerte ocasionado por estos labradores malvados; Cristo les presentó un cuadro verídico en Mateo 23:26-31 al decirles ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: si fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas. Versículo 34 “Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas, y de ellos a unos mataréis y crucificaréis, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad...”.
Continúa la parábola diciendo en el versículo 37 “...Y a la postre les envió su hijo diciendo: Tendrán respeto a mi hijo” y el versículo 39 dice: “Y tomando, le echaron fuera de la viña, y le mataron”. De estos versículos la mayoría de los exegetas han interpretado, que todo el pueblo judío intervino en la muerte del Mesías y que por consiguiente todos son culpables y desechados de la gracia de Dios; pero esto no es así: en primer lugar nótese que fueron directamente los labradores los que calculaban intelectualmente la muerte de Jesucristo, podemos leer en Juan 11:47-48 “Entonces los pontífices y los fariseos juntaron concilio, y decían: ¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales. si le dejamos así, todos creeran en él, y vendran los romanos y quitaran nuestro lugar y la nacion”. Y luego en versículo 53 dice así: que desde aquel día consultaban juntos para matarle.
En Lucas 23:10 leemos que, “Estaban juntos los príncipes de los sacerdotes y los escribas acusándole con gran porfía”, y en Mateo 27:20 dice: “...Mas lo príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese a Barrabás, y a Jesús matase”.
Por todas estas porciones debemos entender que no fue prácticamente todo el pueblo, sino simplemente una pequeña porción de ellos, sobre todo los servidores de los príncipes, los que encabezados por ellos lo sacaron fuera de la viña, es decir, fuera de la ciudad como dice Hebreos 13:12 “...Padeció fuera de la puerta”, estos fueron los responsables directos de la muerte del hijo de Dios y estos son los malos a los cuales destruirá como dice el versículo 41 de la parábola.
No obstante que existieron estos perversos que aniquilaron al hijo de Dios, también existieron dentro de ese pueblo judío hombres y mujeres que le recibieron y que creyeron con todo su corazón que él era el hijo de Dios, pues los (12) y los (70) que él llamó fueron netamente judíos y muchos otros más, que más tarde creyeron como aquellos: 3,000 que nos habla Hechos 2:41 y los 5,000 que nos habla Hechos 4:4, todos estos judíos formaron parte de las primicias que nos habla Apocalipsis 14:4; pero una vez que se completaron estas primicias de judíos era menester que se cumpliera lo que dice la última parte del versículo 41 de nuestra parábola: “...Y su viña dará a renta a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo”; este versículo tiene su interpretación en el versículo 43 de aquí mismo donde dice: “Por tanto os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que haga los frutos de él”. El privilegio de pregonar las verdades eternas de Dios sería quitado al pueblo judío para ser entregado el privilegio de esta hermosa misión al pueblo gentil, pero esto no porque Jehová desechara totalmente a su pueblo, pues Pablo dice en Romanos 11:1 ¿Ha desechado Dios a su pueblo? EN NINGUNA MANERA”, y luego dice en el versículo 25 de este mismo capítulo “...Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel hasta que halla entrado la plenitud de los gentiles...” y el versículo 32 añade “...porque Dios encerró a todos en incredulidad para tener misericordia de todos” y luego termina diciendo en el versículo 33 “Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios”.
El apóstol tenía razón al decir esto, pues, cuando no se entiende este misterio, aun hasta los teólogos llegar a decir que Israel está perdido, no explicándolo así la Palabra de Dios, mas en otra ocasión analizaremos este punto con todos los versículos necesarios del antiguo y del nuevo testamento. Pues bien, continuando con nuestra parábola decía el versículo último, “que el reino sería dado a gente que haga los frutos de él”, ¿cuándo dio el Señor sus verdades al pueblo gentil?, ¿Sería acaso cuando Constantino tuvo su visión de la cruz al ir a combatir contra Majencio?,
¿O entregaría el Señor el reino hasta que Martín Lutero salió de la Iglesia Romana?, ¿O quizá cuando Juan Calvino y todos los demás reformadores?, no, en ninguna manera, no vemos ningún lapso entre unos y otros, el Señor Jesucristo rogó por los 12 apóstoles y por los que iban a creer en la palabra de ellos como consta en Juan 17:20 y estos sus discípulos que estuvieran con ellos y con ellos que creyeran por la palabra de ellos, para siempre; Juan 14:16 dice a la letra: “Y yo rogaré al Padre y os daré otro consolador para que esté con vosotros para siempre”.
Si el reino NO fue dado hasta 1,520 a Martín Lutero, ¿qué se hizo entonces del espíritu Santo?, ¿se equivocaría acaso el Señor en su predicación?, ¡NO!, imposible, nosotros encontramos en el registro divino que un Pedro en Hechos 10, que un Felipe en Hechos 8, que un Pablo en Hechos 18 y 19 etc... Empiezan a darle el reino de Dios a los gentiles, cumpliendo así lo que el divino Maestro había dicho en Juan 10:16 “...También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor”. Nótese entonces que al dejar de recibir la palabra los judíos, inmediatamente los gentiles empezaron a recibirla, y desde aquel tiempo, desde el siglo primero hasta este siglo XXI en el cual nos encontramos, sigue aún el gentil recibiendo el reino de Dios, es decir nos seguimos constituyendo en labradores de la viña del Señor, cuidando de ella y tratando de presentarle un buen fruto cuando él venga a pedirlo. Jehová, el Dios nuestro, permita, querido amigo, que si tú aun estás lejos del pueblo verdadero de Dios que ha recibido la palabra verdadera, no por Martín Lutero, ni Juan Calvino, sino por aquellos a quienes el Señor encomendó en aquel tiempo primitivo, Dios permita que tú llegues a este pueblo para que tu virtud, tu santidad y tu consagración, las presentes como fruto y que halle gracia delante de sus ojos.
Asi que te invitamos a congregarte a a asistir a la reuniones de la Iglesia de Dios,que guarda el día SÁBADO estamos en cualquier parte del mundo, y el señor te ama y la Iglesia de Dios también.
Que el Señor bendiga su Palabra en cada Lector y te llene de bendiciones.
Que el SEÑOR te bendiga y te proteja; que el SEÑOR sea bueno contigo y te tenga compasión.
Que el SEÑOR te mire con amor y te haga vivir en paz”. Numeros 6:24 al 26
IGLESIA DE DIOS
COLUMNA Y APOYO DE LA VERDAD
formando Lideres con Valores/Gamaliel Estrada/GmaStrada/2015
Y a la postre les envió a su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mí hijo. Mas los labradores, viendo a hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y tomemos su heredad.
Y tomando, le echaron fuera de la viña y le mataron. Pues cuando viniere el Señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? Dícenle: A los malos destruirá miserablemente, y si viña dará a renta a otros labradores que le paguen el fruto a sus tiempos”
Esta es la lectura de la parábola, necesitamos ahora analizar parte por parte y extraer así el espíritu de la letra. Sugerimos a nuestros lectores consulten con sus Biblias las citas que daremos, para que puedan comprobar si estas cosas son así.
Con un espíritu de humillación y con un deseo ferviente, sondeemos el mar infinito de la sabiduría de nuestro Dios. Decía el versículo 33 de la parábola, que un padre de familia plantó una viña, este padre de familia está representado como en otras parábolas a Jehová nuestro Padre, como podemos comprobarlo en Malaquías 2:10, en donde dice: ¿No tenemos todos un mismo Padre?, ¿No nos ha criado un mismo Dios?, y el capítulo 1 versículo 6 de aquí mismo dice: Y si yo soy Padre, ¿qué es de mi honra?. Luego entonces Jehová es el Padre de toda la parentela física y metafísica es decir terrestre y celestial; nuestro Padre plantó una viña, según la parábola, ¿pero cuál sería esa viña?, ¿Sería acaso un viñedo como los que abundan por aquellas regiones mediterráneas? ¡NO!, en ninguna manera, esas palabras encierran una enseñanza espiritual; dejemos que el profeta Isaías nos declare en su libro quién es esta viña; leamos en Isaías 5:1 en donde deja escuchar su voz nuestro Dios: “...Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en un lugar recuesto, lugar fértil...”, versículo 7 “...Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta suya deleitosa. Esperaba juicio y he aquí vileza; justicia y he aquí clamor”. Estos versículos nítidamente nos han declarado que la viña de la cual habla la parábola es exactamente el pueblo de Israel, quien fue plantado como una viña por la mano de Jehová en la tierra de Palestina, pues de igual manera nos lo declara el salmista Asaph en el Salmo 80:11, en donde dice:
“...Hiciste venir una vid de Egipto: Echaste las gentes, y plantástela. Limpiaste sitio delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra...”. El pueblo de Israel efectivamente vino de Egipto, el libro de Exodo nos detalla con toda claridad la salida de este pueblo, cómo Jehová los guió por el desierto y después de 40 años les dio posesión en Palestina y allí esperaba que los frutos de este pueblo fueran para su gloria y honra, tanto que dice la parábola en el versículo 33 que le cercó de vallado, ese vallado es el símbolo de su misericordia como lo podemos comprobar en Esdras 9:9 que dice: “...Porque siervos éramos: mas en nuestra servidumbre no nos desamparó nuestro Dios, antes inclinó sobre nosotros misericordia para darnos vallado en Judá y en Jerusalem...”.
Sigue diciendo la parábola, “que cavó en ella un lagar”. El lagar como es sabido de nosotros, era un lugar donde antiguamente se preparaba el vino y allí en Israel Dios colocó el lagar simbólico, pero cabe preguntar ¿qué simboliza ese lagar?, como el lagar tiene relación con el vino, necesitamos entender ¿qué significa el vino?.
Leyendo Mateo 26:28-29 entendemos que el vino es símbolo de sangre, y como Jesús derramó su sangre en el Gólgota, ese monte se convirtió en un lagar simbólico, pero antes de este, Dios había establecido otro lagar, es decir otros sacrificios en la dispensación levítica, en donde se derramaba abundante sangre de los machos cabríos para remisión de los pecados de aquel entonces, como dice Hebreos 9:18-22. Ningún otro pueblo tenía el privilegio de tener el culto ritual mediante el cual el hombre podía justificarse de sus yerros, esto es exactamente lo que simboliza el lagar que Dios colocó en aquella ciudad (o sea en la viña). Y continúa la parábola diciendo:
“...Y edificó una torre”, en aquel tiempo por razones varias se edificaban torres, pero en este caso las torres que se levantaban en las viñas, eran para albergar allí a los labradores en el tiempo de la vendimia.
Entendiendo el objeto de aquellas torres literales, entendemos con mayor facilidad el símbolo espiritual que pueda tener, pues leyendo Proverbios 18:10 que dice: “Torre fuerte es el nombre de Jehová: a él correrá el justo, y será levantado”. Entendemos con esto que esa torre era el símbolo de la protección y del albergue que Dios ofrecería a su pueblo.
Y al final del versículo 33 dice: “que dio a renta a labradores”. Esta viña osea el pueblo de Dios fue entregado en mano de los labradores, es decir, de los dirigentes religiosos para que labraban los corazones, los sentimientos, las costumbres, la virtud, etc..., para que más tarde Dios recogiera el fruto que daría ese pueblo en alabanza y en una vida de justicia, pero esos labradores o dirigentes religiosos, llamados pastores en Jesucristo, en Jeremías 12:10, o sumos sacerdotes según Mateo 21:45 no supieron aprender ni apreciar esa viña de Dios, no lograron presentar absolutamente nada, mucho menos frutos delante de Dios, no supieron educar al pueblo, jamás enseñaron el temor a Jehová, algo así como en nuestros días lo contemplamos, se les olvidó que ese pueblo no era propiedad de ellos y se enseñorearon de él, de tal manera que ya no servían con temor delante de Dios a favor de aquel pueblo, sino que por una ambición y un dominio de gobernar, deseaban ocupar los primeros puestos en el orden religioso; tenemos un caso muy especial del sacerdote “Jason”, quien pidió a Antioco Epifanes conquistador en aquel tiempo de la Palestina, allá por el año 173 antes de nuestra era que se le reconociera como Sumo Sacerdote en lugar de su hermano Onías III y que a cambio del puesto que le concediera, le pasaría grandes sumas de dinero para que su majestad, aquel rey Epífanes (o el loco), llenara los cofres reales.
¿Qué quería decir todo esto?, que aquellos labradores ya no miraban en el pueblo la viña de Dios, miraban una fuente interminable de entradas y por cierto muy buenas, ahora se sentían dueños y señores, y no importándoles las cosas de Dios, se hacían de la amistad de los paganos aceptando todo juego y todo deporte inmoral y depravado a cambio del aburrido y tedioso culto al Dios de los ejércitos.
Pero el dueño de la viña estaba considerando desde lo alto, pues dice Eclesiastés 5:8 “...Porque alto está mirando sobre alto, y uno más alto está sobre ellos”. Dios no podía dejar pasar inadvertida semejante prevaricación, por lo que les dice en Malaquías 2:1-3: “Ahora pues, oh sacerdotes, a vosotros es este mandamiento. Si no oyereis, y si no acordareis dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no lo ponéis en vuestro corazón.
He aquí, yo os daño la sementera, y esparciré el estiércol sobre vuestros rostros, el estiércol de vuestras solemnidades, y con él seréis removidos...”.
También los escribas y los fariseos quienes eran los dirigentes religiosos en el tiempo de Jesús, de igual manera ellos como sus padres habían tenido en poco la obra o viña de Dios, habiendo llegado al colmo como dicen los versículos 34 al 36 de matar a los siervos que el Supremo enviaba, esos siervos que el Señor enviaba eran los verdaderos profetas que llevaban la Palabra de Jehová, para reprender al pueblo y para reprenderlos a ellos mismos, pero no tardaban mucho tiempo estos sin que cayeran alcanzados por el dardo de muerte ocasionado por estos labradores malvados; Cristo les presentó un cuadro verídico en Mateo 23:26-31 al decirles ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: si fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en la sangre de los profetas. Versículo 34 “Por tanto, he aquí, yo envío a vosotros profetas, y sabios, y escribas, y de ellos a unos mataréis y crucificaréis, y a otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad...”.
Continúa la parábola diciendo en el versículo 37 “...Y a la postre les envió su hijo diciendo: Tendrán respeto a mi hijo” y el versículo 39 dice: “Y tomando, le echaron fuera de la viña, y le mataron”. De estos versículos la mayoría de los exegetas han interpretado, que todo el pueblo judío intervino en la muerte del Mesías y que por consiguiente todos son culpables y desechados de la gracia de Dios; pero esto no es así: en primer lugar nótese que fueron directamente los labradores los que calculaban intelectualmente la muerte de Jesucristo, podemos leer en Juan 11:47-48 “Entonces los pontífices y los fariseos juntaron concilio, y decían: ¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales. si le dejamos así, todos creeran en él, y vendran los romanos y quitaran nuestro lugar y la nacion”. Y luego en versículo 53 dice así: que desde aquel día consultaban juntos para matarle.
En Lucas 23:10 leemos que, “Estaban juntos los príncipes de los sacerdotes y los escribas acusándole con gran porfía”, y en Mateo 27:20 dice: “...Mas lo príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese a Barrabás, y a Jesús matase”.
Por todas estas porciones debemos entender que no fue prácticamente todo el pueblo, sino simplemente una pequeña porción de ellos, sobre todo los servidores de los príncipes, los que encabezados por ellos lo sacaron fuera de la viña, es decir, fuera de la ciudad como dice Hebreos 13:12 “...Padeció fuera de la puerta”, estos fueron los responsables directos de la muerte del hijo de Dios y estos son los malos a los cuales destruirá como dice el versículo 41 de la parábola.
No obstante que existieron estos perversos que aniquilaron al hijo de Dios, también existieron dentro de ese pueblo judío hombres y mujeres que le recibieron y que creyeron con todo su corazón que él era el hijo de Dios, pues los (12) y los (70) que él llamó fueron netamente judíos y muchos otros más, que más tarde creyeron como aquellos: 3,000 que nos habla Hechos 2:41 y los 5,000 que nos habla Hechos 4:4, todos estos judíos formaron parte de las primicias que nos habla Apocalipsis 14:4; pero una vez que se completaron estas primicias de judíos era menester que se cumpliera lo que dice la última parte del versículo 41 de nuestra parábola: “...Y su viña dará a renta a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo”; este versículo tiene su interpretación en el versículo 43 de aquí mismo donde dice: “Por tanto os digo que el reino de Dios será quitado de vosotros y será dado a gente que haga los frutos de él”. El privilegio de pregonar las verdades eternas de Dios sería quitado al pueblo judío para ser entregado el privilegio de esta hermosa misión al pueblo gentil, pero esto no porque Jehová desechara totalmente a su pueblo, pues Pablo dice en Romanos 11:1 ¿Ha desechado Dios a su pueblo? EN NINGUNA MANERA”, y luego dice en el versículo 25 de este mismo capítulo “...Porque no quiero hermanos que ignoréis este misterio para que no seáis acerca de vosotros mismos arrogantes: que el endurecimiento en parte ha acontecido en Israel hasta que halla entrado la plenitud de los gentiles...” y el versículo 32 añade “...porque Dios encerró a todos en incredulidad para tener misericordia de todos” y luego termina diciendo en el versículo 33 “Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios”.
El apóstol tenía razón al decir esto, pues, cuando no se entiende este misterio, aun hasta los teólogos llegar a decir que Israel está perdido, no explicándolo así la Palabra de Dios, mas en otra ocasión analizaremos este punto con todos los versículos necesarios del antiguo y del nuevo testamento. Pues bien, continuando con nuestra parábola decía el versículo último, “que el reino sería dado a gente que haga los frutos de él”, ¿cuándo dio el Señor sus verdades al pueblo gentil?, ¿Sería acaso cuando Constantino tuvo su visión de la cruz al ir a combatir contra Majencio?,
¿O entregaría el Señor el reino hasta que Martín Lutero salió de la Iglesia Romana?, ¿O quizá cuando Juan Calvino y todos los demás reformadores?, no, en ninguna manera, no vemos ningún lapso entre unos y otros, el Señor Jesucristo rogó por los 12 apóstoles y por los que iban a creer en la palabra de ellos como consta en Juan 17:20 y estos sus discípulos que estuvieran con ellos y con ellos que creyeran por la palabra de ellos, para siempre; Juan 14:16 dice a la letra: “Y yo rogaré al Padre y os daré otro consolador para que esté con vosotros para siempre”.
Si el reino NO fue dado hasta 1,520 a Martín Lutero, ¿qué se hizo entonces del espíritu Santo?, ¿se equivocaría acaso el Señor en su predicación?, ¡NO!, imposible, nosotros encontramos en el registro divino que un Pedro en Hechos 10, que un Felipe en Hechos 8, que un Pablo en Hechos 18 y 19 etc... Empiezan a darle el reino de Dios a los gentiles, cumpliendo así lo que el divino Maestro había dicho en Juan 10:16 “...También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquellas también me conviene traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor”. Nótese entonces que al dejar de recibir la palabra los judíos, inmediatamente los gentiles empezaron a recibirla, y desde aquel tiempo, desde el siglo primero hasta este siglo XXI en el cual nos encontramos, sigue aún el gentil recibiendo el reino de Dios, es decir nos seguimos constituyendo en labradores de la viña del Señor, cuidando de ella y tratando de presentarle un buen fruto cuando él venga a pedirlo. Jehová, el Dios nuestro, permita, querido amigo, que si tú aun estás lejos del pueblo verdadero de Dios que ha recibido la palabra verdadera, no por Martín Lutero, ni Juan Calvino, sino por aquellos a quienes el Señor encomendó en aquel tiempo primitivo, Dios permita que tú llegues a este pueblo para que tu virtud, tu santidad y tu consagración, las presentes como fruto y que halle gracia delante de sus ojos.
Asi que te invitamos a congregarte a a asistir a la reuniones de la Iglesia de Dios,que guarda el día SÁBADO estamos en cualquier parte del mundo, y el señor te ama y la Iglesia de Dios también.
Que el Señor bendiga su Palabra en cada Lector y te llene de bendiciones.
Que el SEÑOR te bendiga y te proteja; que el SEÑOR sea bueno contigo y te tenga compasión.
Que el SEÑOR te mire con amor y te haga vivir en paz”. Numeros 6:24 al 26
IGLESIA DE DIOS
COLUMNA Y APOYO DE LA VERDAD
formando Lideres con Valores/Gamaliel Estrada/GmaStrada/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario